Una vez en el poder, Obrador y sus legisladores de Morena, PT y PES comenzaron el proceso de una nueva “reforma”, que anule los aspectos “punitivos” de la modificación del 2013.
El 30 de abril la reforma educativa se votó en el Senado, pero Morena no logró los 82 votos que necesitaba, porque uno de sus senadores (Salomón Jara) se había retirado de la sesión, supuestamente para atender una emergencia familiar.
Finalmente, el 8 de mayo la reforma educativa fue aprobada en la Cámara de Diputados y el 9 de mayo en la de Senadores, en ambos casos solo los legisladores del PAN votaron en contra. Como siguiente paso, las modificaciones al texto constitucional fueron enviadas a los estados, que rápidamente dieron su aval, de forma que apenas 5 días más tarde, el 14 de mayo, se alcanzó el apoyo de los 17 congresos locales necesarios para promulgarla.
En los días previos al citado periodo extraordinario, la CNTE vandalizó el congreso del estado de Guerrero y amagó con un paro nacional. Sin embargo, lograron acuerdos y el lunes 27 de mayo los líderes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación se reunieron en Palacio Nacional con el presidente López Obrador, acordando que la Coordinadora participará en mesas de trabajo con el gobierno federal para proyectar las reformas a la legislación secundaria.
