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Los lujos de José Ramón mezclan tres elementos que han sido el eje del mensaje ‘anticonservador’ del presidente: corrupción, nepotismo y el que viva como todo un neoliberal.

Los últimos 15 días no han sido los más tersos para el presidente López Obrador. Habituado siempre a esquivar las balas con un par de frases pegadizas o simplemente minimizando los embates de sus adversarios, en estos días no ha podido quitarse los golpes.

El más duro de ellos fue la acusación de Carlos Loret de Mola sobre la casa y los lujos con los que vive su hijo José Ramón López Beltrán, quién vivía en una mansión en Houston propiedad de un ejecutivo de la empresa Baker Hughes con la que tiene varios contratos su gobierno a través de Pemex. Una acusación muy grave que mezcla tres elementos que han sido el eje de su mensaje ‘anticonservador’: la corrupción, el nepotismo y el más duro de todos, que su hijo viva como todo un fifí, cajamán, neoliberal. Hasta hay un video de su otro hijo, el más joven, bailando junto a la alberca de dicha casa; imposible desmarcarse de esto.

Por otra parte vino el rechazo de Panamá al historiador Pedro Salmerón como embajador mexicano en dicha nación, esto ante las múltiples acusaciones de acoso sexual por parte de exalumnas del ITAM y de otras instituciones en las que se ha desempeñado. Durante la defensa que hizo personalmente el presidente de su candidato, invitó a que las víctimas presentaran denuncias formales y prácticamente dijo que las verdaderas víctimas eran Salmerón y su familia ante estas difamaciones. El tema no es menor, ¿qué víctima está dispuesta a presentar una denuncia en la que el presidente va a ser quien defienda al acusado? Básicamente se revictimizó a todas estas mujeres desde la posición de poder más importante de un país en donde ya tenemos varios ejemplos de presos políticos.

Ante la presión social y el rechazo de Panamá, Pedro Salmerón acabó declinando su candidatura. Ya el presidente está pensando a dónde lo va a mover, mientras tanto se propondrá a Jesusa Rodríguez como embajadora en Panamá. Todo este tema demostró otra enorme incongruencia de la 4T ante la lucha histórica de la izquierda por los derechos de las mujeres, que se borró de un plumazo ante la opinión del Presidente, quien ya ha tenido fuertes encontronazos con las mujeres de México. No olvidemos que fueron las mexicanas quienes organizaron el movimiento Un Día Sin Nosotras y las que tiraron la candidatura de Félix Salgado Macedonio.

Por otra parte está el tema de la reforma energética, la cual es planteada por el presidente y su gabinete como un avance, utilizando como argumento sus pegajosas frases garigoleadas, sin entrar de fondo a una discusión de cómo se va a afectar la vida y los bolsillos de los mexicanos y sobre todo, sin querer reconocer que lo que buscan es tener un monopolio en dicho sector para poder contar con una fuente de ingresos enorme que a su vez les permita controlar a todas las empresas del país que requieran de luz para producir. La afectación sería tan grande que, por ejemplo, podrán ejercer un control directo sobre los precios de los productos de las empresas y venderles más caro o barato según su voluntad.

Al presidente se le olvida que las grandes empresas tienen intereses y trabajan bajo convenios internacionales, los cuáles México estaría rompiendo si se aprueba esta reforma. El gobierno estadounidense ya nos mandó a Jennifer Granholm, su secretaria de Energía para discutir este tema, el cual afecta a ambos lados de la frontera. Aunque no sabemos el contenido de las pláticas, podemos inferir que los estadounidenses no están contentos con estos cambios. Ayer Alejandro Moreno dijo en entrevista con Ciro Gómez Leyva, que el PRI no votará la reforma eléctrica hasta que pase la elección de julio, por lo que por ahora habrá que esperar.

Para colmo de males, está el pésimo manejo de la pandemia, cuyas cifras han sido evidentemente manipuladas por el gobierno. Las muertes reales rondan los 655 mil personas, si tomamos los datos de ‘exceso de mortalidad’ presentados por la propia Secretaría de Salud. Es evidente que la política de gastar lo menos posible en la salud de los ciudadanos ha provocado un desastre humanitario en nuestro país.

Finalmente sumemos que la situación económica del país, el cual se encuentra en recesión técnica, pasa por uno de sus peores momentos en más de 20 años.

Es increíble, y muy desgastante, que desde que llegó la 4T al poder no ha habido semana en la que no pase algo grave en nuestra vida nacional, que según el López Obrador de la campaña, hubiera implicado la caída y encarcelamiento de funcionarios, o cuando menos alguna disculpa pública; lamentablemente hemos normalizado vivir en medio de un circo de mentiras y corrupción sin consecuencias.

Publicado en: https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/jesus-delosrios/2022/02/03/dias-dificiles-para-la-presidencia/?fbclid=IwAR0eIQVYr9Ur2tmQglRGOT0Ck_UMgKzZXB2hEhpIVQBge6Au5CRfH85THSI

bto