La gran pregunta sigue siendo la misma que muchos nos hicimos el día que Felipe Calderón le declaró la guerra al narco: ¿qué tiene que pasar para que esta guerra se acabe?
En mayo de 1683 llegó a las costas de Veracruz Laurent de Graff, un infame pirata neerlandés cuyos connacionales y aliados apodaron como el “azote del occidente”, pero debido a su baja estatura fue rebautizado en la Nueva España simplemente como “Lorencillo”.
Lorencillo arribó un 17 de mayo con dos barcos que había robado a los españoles, los cuales eran su señuelo para hacer creer a los habitantes de la ciudad que eran simples comerciantes. Sin embargo, no se acercó al puerto para desembarcar, esperó a que llegara la noche y trajo al resto de su flota, otros 12 o 13 barcos con más de mil 300 piratas abordo, que atacaron la ciudad de Veracruz por diversos flancos. Entraron y comenzaron a matar a todos los que se cruzaban en su camino, sin importar si eran militares o civiles, parte de la población hizo una breve resistencia en la Plaza de Armas, pero fueron asesinados, la ciudad se llenó con los cadáveres de todos los que heroicamente trataron de defender a sus familias.
A los sobrevivientes, hombres, mujeres y niños, los encerraron en la Catedral de la ciudad, durante tres días les negaron agua y comida a todos, el calor era terrible y varios niños murieron en el encierro, también torturaron a los hombres y violaron a mujeres y niñas frente a sus familias, todo para obligarlos a entregar sus pertenencias más valiosas. El 22 de mayo Lorencillo llevó a miembros de las familias más acaudaladas a la Isla de los Sacrificios, junto con clérigos y funcionarios de alto rango, esto para obligar a sus familias a pagar sus rescates. Los piratas dejaron Veracruz el 1º de junio y según relatos de la época dejaron más de 400 muertos y decenas de mujeres secuestradas a su paso, la autoridad novohispana no pudo hacer nada para defender a sus habitantes.
El sábado pasado un comando armado entró a Reynosa, Tamaulipas, y sin mediar palabra disparó contra la población civil sin importar quiénes fueran o que hacían, dejando a su paso 18 muertos, todas personas inocentes; también parecen haber secuestrado a dos chicas cuyo hermano y padres fueron previamente asesinados. La razón específica que tuviesen para una atrocidad así aún no queda clara, pero podemos resumirla en lo siguiente: generar terror para ganar poder y dinero.
El gobierno de la 4T había retirado a miles de elementos de la Guardia Nacional unos días antes, ya que solo estuvieron para garantizar la seguridad en la elección, y en la Sedena, según la información que se ha publicado en medios y redes, fue poco lo que alcanzaron a hacer para defender a la población. Esto en el marco del enorme pleito entre el presidente y el gobernador de Tamaulipas, lo que nos lleva a preguntarnos ¿para qué queremos un gobierno que no puede o, peor aún, no quiere defender a su población?
La conversación en medios digitales en torno al tema fue muy amplia, sin embargo, queremos destacar solo la que hace referencia a que fue un acto de “terrorismo”. En esta parte encontramos más de mil 800 menciones que generaron 8 mil 149 interacciones y tuvieron un alcance aproximado de 250 millones de usuarios en ambos lados de la frontera, en países europeos e incluso en otros países de Latinoamérica. Este enfoque fue retomado por diversos medios y columnistas, así como por usuarios de redes sociales dejándonos insights que denotan miedo, enojo, frustración, hartazgo de la situación, decepción ante la inacción de las autoridades e incluso quienes mencionan una colusión por parte de diversos niveles del Estado y otros que conminaron a que Estados Unidos declare a los cárteles como grupos terroristas.
Política, económica y socialmente sería terrible para todos los mexicanos si Estados Unidos decidiera clasificar al narcotráfico como grupos terroristas. A nivel internacional todos pasaríamos a recibir el trato y la alienación que reciben los habitantes de cualquier país que tiene este tipo de organizaciones o peor aún, si se comprobara que algunos gobiernos estatales o funcionarios federales están coludidos con el narcotráfico, pasarían de ser narco-gobiernos a ¡gobiernos terroristas! Además de que Estados Unidos al hacer esta clasificación podría invadir el país con el pretexto de aplacar al narco. Aunque considero que este no es el camino para la solución, después de ver la política de “abrazos no balazos” en acción por casi tres años no podemos descartar que ocurra algo similar a lo que pasó en Colombia con las guerrillas y el tráfico de estupefacientes.
La gran pregunta sigue siendo la misma que muchos nos hicimos el día que Calderón le declaró la guerra al narco: ¿qué tiene que pasar para que esta guerra se acabe?
Volviendo a la historia de Lorencillo, después de Veracruz también atacó Tampico y Campeche, lo que le sirvió para recibir el título de ‘caballero’ por la Corona Francesa, acérrimo enemigo de España. Después ayudó en la ocupación de su colonia norteamericana llamada Luisiana y se retiró a vivir como un acaudalado granjero en lo que hoy es Mobile, Alabama, donde murió en 1704. La impunidad es una de las peores formas de injusticia.
Jesús De los Ríos Granja es profesor de la Escuela de Gobierno y Economía de la Universidad Panamericana y CEO de Saxum Media.
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